Richard Bloom: El Escultor

Una gota me golpea el rostro, me despierta de un pequeño sueño. Todas las ideas maniacas de un pequeño escape se ven empañadas por mi misión. La única que debo llevar a cabo con suma precisión. Nadie cree en mí, nadie jamás lo hizo. Mis padres, que me amaban profundamente, fallecieron en un accidente automovilístico cuando yo apenas ingresaba a la adolescencia. Creo que ese fue el puntapié final para que mi mente desbarrancara. Mis abuelos hicieron lo que pudieron para encarrilar mi vida. No lo lograron, drogas, fiestas, y mi fiel compañero en ese momento, el alcohol, fueron un combo nada sutil que me invitaba cada día a restarme pequeñas cantidades de vitalidad.

Me pregunté una tarde, luego de una gran resaca, si iría detrás del asesino de Rose. Siempre mi respuesta fue positiva pero mis acciones la contradecían. Mi abuelo, Robert, hombre sabio me planteó que debía dejar atrás mis fantasmas sino ellos me arrastrarían a un sótano oscuro, penumbroso y de difícil escapatoria. Entonces, debía acabar con el fantasma principal, el que a cada hombre y mujer lo posee, el fantasma de la culpa.

– Richard debes olvidarte de Rose- colocó su mano en mi hombro- debes dejarla ir…

– ¡¡¡Estas demente!!!- exclamé con ira- jamás podría dejarla ir, ella no descansa en paz… Ni sus padres…

– No me refería a no buscar a su asesino…

-¿Entonces?- indagué con sorpresa-

– Debes olvidarte de esa tarde, de su cuerpo, de su sufrimiento. Debes olvidarte de cada mal recuerdo que te envuelve, que te consume. Tienes que aprender a convivir con que ella se fue, y no por tu culpa. Sino por un maldito sádico que decidió en su fantasía más retorcida que ella merecía morir, que era su objeto. Tienes que olvidarte de sus padres, de su entierro, de los investigadores que sepultaron la investigación en un archivero. Déjala ir, quédate con las tardes de juegos en las plazas, las risas, los enojos juveniles. Deja de ahogarte en las drogas y el descontrol. Nunca podrás callar a las bestias.

– Muchas gracias por tus palabras, pero nunca entenderás lo que me sucede…

– ¿Crees que no?, no te olvides que he perdido a mi hija en un accidente, debería haber muerto yo primero, porque la lógica y la biología así lo predispone. Pero, nunca narré esta historia, lo haré contigo porque eres mi nieto. Una tarde, hace tantísimos años, decidí salir a pasear con mi novia en ese momento, Rose Marie, hermosa, inocente y la amaba profundamente. Con mi bicicleta roja con pequeños lunares negros, pedaleé con fuerza, estaba ansioso por encontrarme con ella. Llamé dos veces con mis manos y ella salió con su bicicleta negra con pequeños puntos amarrillos, un lindo vestido blanco y su cabellera rubia, larga y recién peinada. No quiero entrar en muchos detalles aburridos de esa tarde que jamás olvidaré. A la vuelta, por un camino de tierra, nos acorralaron cuatro muchachos en su camioneta, arrojándonos por un barranco. Golpeé tan fuerte mi cabeza que quedé inconsciente… Pero a Rose Marie- tartamudeó, una pequeña lagrima hacia fuerza por salir y su vista se perdió junto a su pensamiento-

– ¿Qué sucedió con ella?- Intenté hacerlo volver en sí

– A ella la violaron reiteradas veces y después la asesinaron… así de fácil les resultó acabar con la vida de la persona más maravillosa que existió… La amaba Richard, la amaba como nunca lo hice, ni siquiera con tu abuela. Pobre de ella, pero es la verdad. Caí en depresión, una de la que jamás piensas que puedes salir… Pero, lo logré, cometiendo el acto más cruel…

– No hace falta los detalles abuelo, menos sepa es mejor para los dos… entiendo tu punto, si quiero vengarla tengo que enfocarme en el como en vez de intentar asesinarme por no haber detenido al maldito…

– Exacto hijo, exacto- me sonrió, me dio un beso en la frente y fue la última bella charla que tuvimos, se fue una noche de un ataque cardíaco que asumo que era su tristeza quien se lo llevó-

 

Otra gota me golpea nuevamente, veo la gotera del techo y asumo que debe está lloviendo furiosamente afuera. Amo y amaré siempre la lluvia. Es purificadora, es única e irrepetible lástima que los seres humanos estamos empecinados en destruirla en conjunto con el planeta. Espero que Alex me venga a buscar para un nuevo interrogatorio, no se de que deseará hablar Rooben hoy pero asumo que tiene que ser el hombre que Rooben tanto buscó y nunca pudo atrapar. Escucho el repiqueteo de los zapatos en conjunto con las llaves, y el rostro de mi querido amigo luce jovial y renovado.

– Gracias por las palabras de la semana pasada me ayudaron mucho- me coloca las esposas-

– Todo lo que necesites, siempre te ayudaré, no te olvides que soy psicólogo, estudié para entender a las personas y poner en palabras sus traumas- comienzo a caminar-

– Espero que esto termine pronto- sonríe-

– Tus palabras ya son un ritual para mis oídos- le devuelvo la sonrisa-

– Es así mi querido amigo, es así- me deja en la sala de interrogatorio, me quita las esposas y se va silbando-

La sala está más fría de lo normal, así que asumo que la lluvia es el ingreso a una nueva estación, al invierno. Una estación más amada y odiada en los diferentes hemisferios del planeta. En lo que a mí me concierne, tiene una cierta hermosura. Es única, te lleva a una vida más hogareña, a ver el resplandor de un fuego. Lo caliente de un café recién batido, unas buenas películas y sobre todo ayuda a la mente a hibernar.

– Buenas tardes- saluda Rooben, con ojeras y su rostro expresa ansiedad- hoy tenemos que hablar de alguien de suma importancia- Abre su carpeta y señala un rostro-

– El escultor- digo con disgusto- el famoso asesino en serie de la capital…

– El mismo… El que perseguí por años y tú según tu confesión inicial en el momento de tu detención, lo mataste- se acomoda el pelo y arquea las cejas signo de enojo-

– No lo lleves al plano personal, solo tenía que hacerlo… No podía seguir con vida, acabando con sus víctimas de la forma que lo hacía- doy vuelta la carpeta y veo su rostro- Aquí igual hay una equivocación, él no es el escultor…

– ¿Cómo que no?- indaga mirándome fijamente-

– Este es el doctor Williams- hago una mueca- lo asesiné, pero no estabas tan lejos de la verdad, trabajaban de cierta forma en conjunto. Tenía una misma fantasía retorcida…

– ¿Entonces porque terminó muerto?- cierra la carpeta-

– Llegó la hora de que narre todo lo sucedido- Me acomodo en la silla y digo- Luego de llevar a cabo ciertos trabajos, que conllevaron a erradicar lo poco que quedaba de la banda de la Reina Blanca, decidí encomendarme en una misión. La razón simple, mis victimas seguían llegando a mi consultorio, y tenía que liberarme de la ira que invadía mi alma. No podía asesinar a cada marido o novio que golpeara a mis pacientes, entonces debía buscar un ser que sea el eje donde canalizar mi furia. Viendo la televisión, un criminólogo muy famoso hablaba del Hombre de Bronce. O como nosotros dos lo conocemos El Escultor. Narraba y narraba como este ser llevaba a cabo sus atroces asesinatos. Entonces me dije que él tendría que acabar como sus víctimas.

No es fácil ir detrás de una persona que cubre todas sus huellas, que es certero y profesional. Algo así como enfrentarse a uno mismo. Me dirigí a la morgue de la ciudad, para hablar con el médico forense encargado de cada autopsia. Luego de mentirle que era un periodista que escribía un artículo del Escultor, decidió darme toda la información que poseía. Primero que todas sus víctimas eran mujeres de entre veinte y cuarenta años, solteras, sin hijos y profesionalmente estables. Todas fallecieron de la misma manera, ahogadas y quemadas con bronce fundido para terminar de una forma morbosa, en estatuas. Luego El Escultor, le dedicaba el tiempo de pulirlas, acomodarlas en diferentes posiciones como se expone el arte y de llamar a las autoridades. Siempre en tandas de cinco mujeres.

De vuelta a mi casa, intenté llevar a cabo la investigación, algo que seguro ustedes hicieron incontables veces. Sabía que era hasta ahora más de treinta y se esperaban más dado que habían denunciado la desaparición de cuatro y la quinta estaba por desaparecer. Cada vez con menos tiempo entre muerte y muerte, se había vuelto más sediento de sangre pero a diferencia de lo que suponía, no estaba cometiendo ningún error.

Volví al lugar de siempre, a la red oscura, mi Nick «El psicólogo» era profundamente conocido. En un foro donde se organizaban las peores cosas de las que te imaginas, comencé un debate de quien pensaban que podía ser este asesino. Estaban repartidas las opiniones, unos decían que podía ser un senador, o alguien con dinero. Otros un ser que buscaba fama, argumento fuerte, y otros que se trataba de dos personas que se unían en un raid delictivo. En lo que concluimos todos que se trataba de uno o dos personas inteligentes, ordenadas, sociables, estables en todo sentido. Alguien que jamás levantaría sospechas, y que seguro las autoridades pasaron por alto. Muy fructífero el intercambio de teorías pero no me estaban  llevando a ningún lado. Hasta que un usuario «Ninja blanco», me advirtió que dejara de averiguar porque era peligroso.

– ¿A qué se debe tu amenaza?- indagué sorprendido-

– Es solo una advertencia, nada más… La última persona que investigó terminó muerto de la misma forma y nunca lo encontraran…

– ¿Cómo sabes tanto? ¿Eres tú no es cierto?

– Tal vez si, tal vez no

– ¡¡¡Vamos!!! Tengamos una hermosa charla… necesito comenzar a matar…

– No quiero- se desconectó-

No te puedo negar Rooben que terminé rompiendo el teclado de la furia de estar tan cerca de concretar. Nada de lo que hiciera me llevaría a su paradero, su IP oculta, nadie sabía nada del Ninja Blanco. Igual algo no cuadraba, el nick no era en concordancia con algo del arte. Entonces seguramente se trataba de su socio o simplemente de alguien que deseaba llamar la atención.

Luego de un largo descanso, miré todas las fotografías de las víctimas. Ya sabía todo lo que representaban las esculturas, pero jamás había analizado donde se podían haber conocido las víctimas. Indagando más de una semana, llegué a una pequeña teoría, las muertes de las primeras diez mujeres fueron llevadas a cabo en cinco años, una víctima nueva cada seis meses. Por ende, las vidas de esta diez mujeres eran completamente diferentes pero algo tenían en común querían ser bellas por siempre. ¿Qué significa esto? eran adictas a los tratamientos de belleza. Seguro ustedes llegaron a esa conclusión y por eso el doctor Williams era tu sospechoso. Él era el ideal, es más, fui a verlo.

– Doctor Williams- dije estrechando mi mano- vine a verlo porque necesito que sepa algo…

– Usted dirá, no me preocupe tanto- sonrío-

– La policía está detrás de usted por los crímenes del Escultor… Da con el perfil y seguro prontamente caerá el Fiscal Rooben con su gente a indagarlo…

– ¿Porque me advierte? ¿Quiere dinero?

– No ninja Blanco- sonrío nuevamente- nada más lejos de eso, quiero pertenecer a su dúo mortífero…

– No- Tartamudea- no sé a qué se refiere-

– ¡¡¡Vamos Williams!!!- exclamé con soltura-  llegué aquí y si usted no negó nada… Es simple… solo quiero asesinar… Pero no sea estúpido, no se entregue a las autoridades, no tienen nada para culparlo solamente que muchas víctimas han venido aquí…

– Esta bien, está bien… ¿Cómo lo descubrió?

– Como lo dije, uní cabos… No es tan difícil, admito que son profesionales pero no tan limpios para que yo no pudiera seguir sus rastro- agarré una hoja de papel anoté mi número telefónico y dije- cuando hables con tu socio me llamas y concretamos una cita, si necesitan alguna presa nueva yo con gusto puedo llevarla…

– Nos estaremos comunicando- me abrió la puerta-

Mientras esperaba, asumí que llevaría un buen tiempo, me dirigí a la granja a ocultar el cuerpo de la Reina y de los demás. Tenía que preparar todo para mis nuevas presas. El olor que invadía el lugar era bastante desagradable pero nada que realmente no pudiera soportar.

En una pequeña habitación completamente fría en donde los cuerpos serían resguardados para luego entregarlos a las autoridades. Pero no todos, sino los más importantes. Los que les darían un cierre a las familias de las víctimas. A los cadáveres restantes fueron comida de mis cerdos. Lo importante es ser limpio y sacar la basura.

Un jueves, cuando el sol buscaba resguardo en las montañas para descansar de un día agotador, recibí la llamada tan ansiada. Una semana tardaron en analizarlo, demasiado, algo estaban tramando. Solté las cubetas con el alimento de las gallinas y atendí:

– Era hora- dije con enojo-

– No quiero hacer negocios con usted, seguro es policía- resopló con cierto fastidio-

– Como imaginé, ustedes piensan siempre lo más simple… Ojala al doctor Williams lo hayan arrestado… Pero de lo que estoy seguro es que no sucedió porque le advertí…

… Un silencio invadió la charla, resoplido…

– Está bien, vas a tener que hacer un trabajo para mí y de ahí… Tres personas son demasiadas para cometer un crimen sin ser detectado…

… Seguro quiere que asesine a Williams…

– Esta bien, si es lo que quieres, lo hago sin titubear- sonreí-

– Me da gusto que no hace falta utilizar demasiadas palabras para que nos entendamos… Después de hacerlo, llama a este número… No quieras traicionarme porque te irá mal, te tengo controlado. Por cierto, no le des demasiada comida a la gallinas que se pueden morir- La llamada finalizó-

No entraremos en muchos detalles en Williams, por el hecho que siempre fue secundario en toda la historia. Él trabajaba en el centro de estética Williams -Jonshon, un lugar concurrido, más por el escultor. Para no levantar sospechas solo seleccionó a diez de ese lugar y las otras fueron prostitutas. Algo muy típico en estos seres. Williams solo se excitaba viendo y seguro se masturbaba luego de cada muerte. Pero… era débil de mente, fácil de manipular y confesaría en un fuerte interrogatorio. Como dije, no daré detalles. El Escultor solo me pidió matarlo, dejó a mi consideración el cómo. Sencillo, me acerqué a su casa a la madrugada, ingresé a su hogar y le di dos disparos certeros, uno en el corazón y otro en su cabeza. Fin para el entregador, el peor final para alguien que hizo mucho daño a la capital.

– Entonces- tose Rooben- tú acabaste con el socio del Escultor haciéndonos creer que era el asesino serial- se acaricia la barba- todo este tiempo asumí que un familiar había cometido el crimen.

– Y decidiste no investigar demasiado- sonreí- igual no lo harías porque yo dejé todas las pruebas para llevar la investigación del Escultor a este ser que no era muy hábil para llevar a cabo esos actos, pero a ustedes no les importa. Mientras asuman que han atrapado a un culpable no se preguntan más.

– Tú eres un maldito- su rostro se tornó enrojecido-

– No lo soy- dije en tono tranquilo- Solo cuidé de sus vidas, El Escultor estaba dispuesto de hacer lo que sea necesario para no ser atrapado, si con eso fuera asesinar a policías, lo haría sin dudarlo…

– Hablas como si lo conocieras de toda la vida…

– Hablo de conocimiento psicológico… Pero tu enojo, me abre la puerta a seguir relatando…

Al celular del cual me llamó, le envié las fotografías de Williams y me dirigí a mi hogar. Era muy temprano para recibir una respuesta. Llegué, me preparé un café y comencé a idear el plan. Sabía varias cosas de su mente luego de hacer un pequeño perfil. Aunque sean personas diferentes, los asesinos siempre tienen muchas similitudes. No entraré en detalles porque eres muy sabedor de estas cuestiones.

A las 10 am me llamó, con su voz excitada y sobresaltado. Asumí en ese momento que adora la gente muerta. Empezamos a dialogar de hacerlo, imaginar quien debería ser nuestra víctima y demás. Admito sentí desprecio, era un ser tan sádico que superaba el umbral de lo que alguna vez logré imaginar.

– ¿Entonces tú me dices que ya tienes una víctima?- Indagó con calma-

– Sí, pero tienes que entender que desearía hacerlo en mi granja, ahí está ella encerrada…

– No lo sé… ¿Cómo quieres que te nombre?

– Dime Carnicero- dije con enojo camuflado en mis palabras-

– Esta bien Carnicero, tiene que ser mi laboratorio… Tienes que acatar mis órdenes, sino nuestro negocio quedaría sin efecto…

– Bueno… -liberé un suspiro- espérame con el Bronce que quiero ver su cuerpo hundido en el mismo…

– Así será Carnicero- la llamada finalizó-

 

Mí ideal principal, era utilizar el cuerpo de la Reina pero al cambiarme las reglas del juego, tenía que improvisar. Tenía que romper mi regla primordial que es no hacerle daño a ninguna persona inocente pero en este caso no me quedaba otra salida.  Excepto que encontrara en menos de una hora a alguien que mereciera morir y que fuera mujer, el objeto de deseo del Escultor.

Indagando en mis pacientes me encontré con Natalie, mujer de cuarenta años, culpable de la muerte de sus hijos, liberada por un abogado hábil. Se me contrató por la fiscalía, en el único caso que acepté, necesitaba que ella  fuera condenada. Pero no fue lo que sucedió, y la verdad me olvidé de su nombre. Salí de mi hogar con una misión, aborde un taxi dirigiéndome a la última dirección conocida de esta asesina, rogando que estuviera. Sería mi única salida para no dañar a una inocente. Toqué el timbre, y ella salió a mi encuentro. No me reconoció, tal vez sería porque pasó mucho tiempo y he cambiado mi aspecto.

– Usted dirá- dijo cordialmente-

– Vengo de parte de Rick Lee, su abogado, necesito verificar unas cosas con usted, para que el estado le abone todo el daño que le causó por un juicio tedioso…

– Era hora- dijo sonriendo la maldita- Rick dejó de contestar…

… Jamás lo haría, anota otra víctima a mi lista, pero no es necesario que te narre como sucedió…

– Estuvo con unos problemas personales, por eso me envío a hacer este papeleo…

Me invitó a pasar, me dio la espalda y dirijiendonos al living me dijo:

– Dijo papeleos y no veo un maletín…

– Tiene razón, para haber escondido la muerte de sus hijos demostró ser un estúpida- la golpeé en la parte trasera de la cabeza con la culata de mi arma y se desmayó-

Inconsciente la llevé hasta su auto en la cochera, llamé al escultor y me brindó su dirección al enviarle la foto de Natalie. Nada me detendría en ese momento, acabaría con dos pájaros de un tiro.

El lugar del laboratorio, era una casa de dos pisos, de grandes dimensiones y sobre todo normal a la vista de cualquier curioso. Él no era un asesino que deje algo a la deriva, tiene todo sumamente calculado. Llamé a la puerta, me indicó por el portero que ingresara el automóvil al garaje. No puedo expresar en palabras la ansiedad que poseía, me estaba por enfrentar a un ser antagónico a mí pero que tenía una misión parecida. Aunque estuviera vengando a Rose el sabor de la sangre de seres despreciables me encendían una llama que jamás lograré apagar. Dentro del lugar, antes de descender verifiqué que Natalie estuviera inconsciente, caminé por un estrecho pasillo con ella en los brazos. Estaba perdido pero no debía ser muy difícil llegar con luz tenue que envolvía todo el suceso en una mala película de terror de bajo presupuesto.

Abrí una puerta con mi pierna, y descendí por las escaleras… Era un sótano grande, con un gran horno, donde se funde el bronce y una tina de acero donde él combinaba a sus víctimas con la fundición. Cuando la estaba por dejar en la tina, una voz grave detrás de mí dijo:

– Aun no, debemos divertirnos con ella… tráela conmigo- me señaló una puerta a mi izquierda –

Él era un hombre bajo, con lentes, su rostro demostraba tranquilidad y su vestimenta era casual.

– Prefiero esperar- dije con cautela- yo solo quiero verla fundirse, no torturarla…

Me miró fijamente con despreció, el silencio fue apagado por el goteo de una canilla:

– Esta bien- dijo liberando un suspiro con una sonrisa- ¿Ella sería tu primera víctima de este estilo no?

– La verdad que sí- dije bajando la mirada-

– Es difícil cruzar pero hermoso atravesar el umbral, te comprendo… Mi primera víctima fue con ella inconsciente, nada de gritos ni sangre… Después evolucioné a lo que soy…- Me señaló la tina- déjala ahí, al bronce le restan unos minutos en llegar a ser liquido…

– ¿Cómo nunca dieron contigo por el gran consumo de gas que llamaría profundamente la atención para un hogar donde vive una sola persona?- dejé  a Natalie donde sería sus tumba-

– Con amigos poderosos todo se puede conseguir, hice muchos conocidos en mi anterior vida y bueno, se pueden esconder muchas cosas… Es cuestión de llamar a la puerta correcta…

– Entiendo, realmente te admiro- dije con empatía-

– Debes hacer fila, son varios que lo hacen- liberó una carcajada- Listo el bronce… listo… ¿quiere hacerlo tú?

– Por supuesto- me acercó un botonero donde el primer botón hace fluir el líquido a un balde de más de cien litros, el segundo lleva al mismo por encima de la tina y el tercero lo arroja, llevando la combinación correcta logré que el cuerpo inconsciente de Natalie terminara oculto en Bronce, logrando por fin vengar a esos pequeños niños-

– ¿Porque la elegiste?- indagó exaltado-

– Por la simple razón de asesinar a sus hijos- contesté mirando como una mano de Natalie buscaba salir-

– Pero ella no vendría a ser una víctima típica de nuestro grupo de trabajo, Carnicero haz fallado…

– Yo tampoco soy una típica victima tuya- saqué mi arma que tenía detrás y le apunté- te piensas que soy estúpido, querías eliminarme luego de pulir a Natalie…

– Espera estás equivocado…

– No, estoy seguro, hay más bronce en ese horno, es cuestión de atar cabos…

– He caído en tu plan, fui inocente- sonrió-

– Nada más lejos de la realidad, tú querías que yo te atrapara, o que dedujera tu plan. Sino lo lograba me asesinabas…

– Tal vez sea como tú lo dices, pero tengo dos víctimas más en mis lista y te invito a que me ayudes con esas obras, después te dejaré el camino allanado para que sigas tu solo…

– Buena idea, me encanta, pero no- le disparé en la pierna, su grito fue exagerado- ese dolor, ese miedo, es lo mismo que sienten tus víctimas- con dificultad se arrastra hacia una silla metálica a pocos metros-

– Tendrás que matarme, no acataré tus órdenes…

– Esta bien- me le acerco, disparé tres veces más, uno en cada miembro que estaba sano, lo golpeé con la culata en la frente y quedó inconsciente-

Lo llevé con dificultad, lo senté y lo até. Pasé la soga por su cabeza  y a las patas de la silla  haciendo que mire hacia el techo y busqué un embudo con pegamento. Se lo coloqué en la boca, solo restó esperar que se despierte. Lo hizo y comenzó a gemir, intentando desatarse, jamás lo lograría.

– Sabes- dije con calma- tú no eres un tipo de víctima de las cuales me ocuparía, pero estaba aburrido en mi hogar y bueno, una situación llevó a la otra- Agarré unos guantes especiales para empuñar los elementos de fundición, al lado del horno hay una pequeña canilla que te permite retirar pequeñas porciones de líquido. Mientras esperaba que se llenara dije- Tienes que estar contento, terminaras como uno de tus obras de arte, por ende al ser el creador quedaras en la posteridad. Sé que quieres decirme algo, tal vez rogarme pero me llevó trabajo dejarte así- levanté el balde metálico, pesado pero al estar a no más de tres metros lo llevé sin dificultad- te diría algunas palabras, pero tu entenderás, es pesado – lo levanté con un pequeño grito para darme más fuerza, comenzó a retorcerse con quejidos, fue espectacular verlo morir de la forma que él lo hizo con tantas mujeres, sufrió como se lo merecía y el tiempo fue corto para lo que debía sufrir. Me sentí en paz y me retiré del lugar con dos víctimas que generaron mucho daño.

– Perfecto Richard, entrégame la dirección de donde ocurrió y puedes volver a tu celda- dice Rooben extrañamente calmo-

– Calle Múnich 345, una casa grande con tejado celeste, me puedes agradecer por detenerlo- sonreí-

– La verdad es la primera vez que estamos de acuerdo en algo- se levantó y se retiró-

 

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